miércoles, 27 de abril de 2011

El gran triunfo del nacionalismo catalán

Me imagino el regocijo que deben estar sintiendo los políticos nacionalistas catalanes a la vista de todos los follones deportivo-políticos que estamos viendo en los enfrentamientos FC Barcelona - Real Madrid de estas últimas semanas, y anteriores. Regocijo que es inversamente proporcional al dolor que sintieron cuando una selección Nacional española, con multitud de jugadores catalanes en sus filas, se proclamó Campeona del Mundo el verano pasado y también inversamente proporcional al desanimo que uno siente cuando se da cuenta que mucha buena gente ha caído en la audaz trampa que los nacionalistas catalanes les han tendido, y vienen tendiéndoles, desde hace ya bastante tiempo.
La trampa es convertir el desprecio que siente un porcentaje pequeño de catalanes hacia la idea común de España en la fuerza motriz para crear una marea inversa de españoles de otras regiones que sienta un rechazo frontal a todo lo que suene a catalán, ya sea una bandera con mil años de historia (de la que la propia bandera de España tomó sus colores en el s. XVIII), un idioma romance con la misma raíz que el castellano (el latín), un equipo de fútbol o cualquier seña de identidad de aquellas tierras. La rivalidad deportiva ha trascendido a todo lo demás y ya se rechaza de plano cualquier cosa que venga de Cataluña. Y todo ello provocado, insisto, por un porcentaje pequeño de radicales nacionalistas catalanes… reducido pero suficiente para llenar un Estadio. Suenan más 10.000 silbando o con banderas esteladas que 80.000 callados y tranquilamente sentados en sus butacas.
Que el nacionalismo catalán decidiese hacer de un club deportivo el altavoz para sus dantescas pretensiones fue su jugada maestra, conscientes de que si algo hace salir lo más radical de las personas es el fútbol, curiosamente.  Lo que no hicieron guerras, repúblicas, pronunciamientos, declaraciones unilaterales de independencia lo ha conseguido el deporte. El nacionalismo catalán más radical enseñó la muleta y un montón de españoles de otras regiones, sintiéndose indignados, entraron al engaño como ni un Vitorino haría (y discúlpeseme el simil taurino). En vez de no hacer aprecio ante el desprecio el fútbol sacó, como decía más arriba, lo más radical de los de enfrente en una espiral que se retroalimenta a base de pretendidos agravios. Ahora ya sí que tenemos el Belén montado, las dos partes se sienten indignadas, unos por engaño de sus propios dirigentes en su ensoñación separatista (curiosamente muchos hijos de andaluces y extremeños entre ellos) y otros por sentir que se ofende a España; la conciliación parece difícil.
Ahora, pues, tenemos una doble exclusión: la de un reducido porcentaje de catalanes que quieren independizarse utilizando como engaño la ficción de que 10.000 silbadores de himnos representan a todos los catalanes  y, como novedad, la de un porcentaje cada vez mayor de españoles de otras regiones indignados que no pueden ni ver símbolo catalán alguno.

Cada vez que alguno decís eso que tantas veces he escuchado "... quiero que pierda el Barcelona porque no es un equipo español" es el gran triunfo del nacionalismo catalán, habréis caido en su trampa, queridos.
Así pues, mi enhorabuena al nacionalismo catalán. Aunque no me guste reconocerlo, lo han bordado.

jueves, 7 de abril de 2011

Me caí del caballo, como San Pablo..

Hay un momento en la vida de una persona en el que, de repente, todo le queda claro, diáfano y cristalino. A mí se sucedió ayer; podéis llamarme ingenuo, si queréis.
Como ya debéis saber los que seguís este humilde blog me interesan la política y la economía aunque comprendo perfectamente al que le parezcan asuntos aburridos. En consecuencia  suelo seguir de cerca los acontecimientos que suceden, leo varios diarios on-line cada día (de muy diversas ideologías) y me formo una opinión. No sé cuantas veces habré oído eso de “… todos los políticos son iguales, están ahí para su beneficio personal” y yo siempre respondía diciendo que aunque eso fuera verdad, ya puestos, prefería unos políticos caraduras pero efectivos antes que unos políticos caraduras y encima ineptos porque, a los hechos me remito, hay un Partido que se dedica sistemáticamente a destrozar la economía y otro a reponer los efectos del destrozo. Esto es demasiado evidente para negarlo, ni siquiera los muy-muy sectarios pueden. De todas maneras yo siempre creí que había más gente decente en un lado que en otro… me equivocaba.
En esta vida hay algo más que el resultado de los datos macroeconómicos y las grandes cifras y es que hay que tener un mínimo de decencia, sensibilidad y caridad, no necesariamente cristiana para el que no crea, simplemente… caridad social, por así decirlo.
Pues bien, ayer me caí del caballo, como San Pablo, y tengo que dar la razón sin paliativos a los que tantas veces me dijeron que todos son iguales: yo no encuentro justificación política, moral, física, metafísica, ética, ni de ningún tipo que pueda explicar, ni por asomo, que nuestros representantes (empleados nuestros, en definitiva) se nieguen a volar en clase turista en sus desplazamientos a Bruselas en cualquier circunstancia y, mucho más, con la situación que tenemos… situación de la que son muy culpables por mucho que quieran intoxicar diciendo que es culpa de los banqueros ( sobre todos los de izquierda dicen eso) u otras razones más o menos pintorescas. Lo único cierto es que del despilfarro público, madre de todo lo que está pasando, tienen culpa sus señorías pues son los que gastan los dineros públicos. Yo no.
Iré a votar, votaré al PP porque creo que hay que desalojar urgentemente al PSOE  de la Moncloa y la Junta de Andalucía pero, esta vez, votaré con la nariz tapada y sabiendo que aunque acierten más en el plano económico son igual de impresentables en lo demás, especialmente en lo que a privilegios se refiere. El cuerpo me pide votar a algún frikipartido tipo Partido Humanista, Defensa de los animales, Partido del amor libre (con su célebre slogan “cerveza fría y más tías”) o alguno así cachondo… pero eso sería darle un voto por pasiva al dúo dinámico Rubalcaba/Chacón y yo no podría dormir con conciencia tranquila.
No tenéis caridad ninguno de vosotros, de ningún partido… tengo constancia que incluso Diputados Nacionales de IU (comunistas defensores de la clase obrera, ojito) viajan en Bussines-class. Hay gente desesperada ahí fuera, pidiendo dinero para subsistir o viviendo de lo que le fían en las tiendas y vosotros seguís con vuestros privilegios en vez de atender al que lo necesita. ¿Con qué cara recortáis en pensiones y luego os gastáis el dinero para tener un asiento de avión más ancho? Sinvergüenzas. En este punto debo decir, en honor a la verdad, que el PP se negó a votar favorablemente el paln de recortes de ZP y prefería incidir en el recorte de gastos corrientes del Estado (desde folios hasta Ministerios guays completos, como el de la Igualdad) pero el fondo de la cuestión, en la renuncia a los privilegios que os habéis auto-otorgado sois igualitos, a ver si tenéis lo que hay que tener para someter a referéndum esos privilegios… a ver a donde os manda el Pueblo español. Estoy seguro de que si se tuvieran que pagar el billete de su bolsillo irían en turista todos estos golfos, y alguno incluso pegado con velcro al ala si así le saliera más barato.
Os votaré señoritos del PP, pero no iré mas como interventor a una mesa para recontar votos de unos privilegiados que nos tratan como si fuéramos pedazos de carne con ojos. A mí ya no me engañáis más.
Como dijo Unamuno: “Ganaréis pero no convenceréis”